El
garrotazo dominical es para Julián Melero, párroco de la iglesia de San Jerónimo
el Real (más conocida por los Jerónimos), que con igual frenesí celebra bautizos,
comuniones, bodas y demás sacramentos para la alta sociedad madrileña, que conmemora
veintes de noviembre, unos de abriles, dieciochos de julio y similares fechas
de tan nefasto recuerdo.
El párroco, en la misa del viernes 18 de julio
El pasado viernes 18 de julio, para no perder las buenas costumbres, Julián Melero celebró
una misa, a petición según él de un feligrés de la parroquia, en la que
estuvieron presentes (nunca mejor dicho) la familia del dictador y otros
nostálgicos, para conmemorar “una fecha histórica y central en la historia de
la salvación de España”, como él mismo se encargó de recordar al principio de
su sermón.
Sin embargo, este año, el párroco de los Jerónimos no se
conformó con homenajear a Franco y a los “hombres providenciales enviados por
Dios” que salvaron a España de “esa ideología diabólica”, como viene siendo habitual. Esta vez, asustado por “el auge de
la extrema izquierda”, animó a “estar preparados” ante la posibilidad de
iniciar una nueva cruzada “por Dios y por España”, “igual que en los años
treinta hubo hombres y mujeres valerosas que supieron dar respuesta”.
Y la contundente respuesta del párroco, ante las críticas recibidas y
la querella presentada por Izquierda Unida por
incitación al odio por razones ideológicas y por delitos contra los derechos
constitucionales, ha sido “aquí no obligamos a venir a nadie”
y “me parece que poner en manos de Dios nuestras vidas y el destino de nuestra
patria es muy noble”. Palabrita de mosén Julián.
Fuentes:
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