Este post no va de “cacos”, pero sí del riesgo que
se vislumbra en la prensa española de que algunos desaparezcan de sus
páginas.
Y es que
en un corto periodo de tiempo han cambiado a los directores de tres de los
diarios más importantes de este país: La
Vanguardia, El Mundo y El País.
Hace un
par de meses le tocó al director de “La Vanguardia”. Hace unas semanas al de
"El Mundo".
En breve
será al de "El País". El siguiente... ¿?
Aunque
por razones distintas, en el fondo del asunto subyace el problema de la crisis
de ventas y de publicidad que atraviesa la prensa española, que les obliga a
una mayor dependencia de la que ya tenían del poder político y sobre todo del
económico; lo que conlleva una pérdida constante de independencia, en beneficio
de no molestar a quién verdaderamente manda y que cada mañana encuentre el
periódico que quiere leer. Es decir, “su” periódico.
En
cualquier caso, estando de acuerdo o no con la línea editorial de unos y de
otros, es una mala noticia, porque no se trata solo de un mero cambio de
persona en la dirección de un periódico, sino de algo mucho más profundo.
En El Mundo dice su nuevo director que, si bien hará "su" periódico, seguirá la misma línea que se venía haciendo con el
anterior. Sin embargo, cuesta creer que si, según ellos mismos declaran, el caso Bárcenas les ha hecho perder muchos lectores (y, por supuesto,
también ingresos por publicidad), se hagan el harakiri siguiendo la misma línea y
sacando en sus páginas casos como ese o similares, que les continúe generando pérdidas
económicas.
En el caso de El País, en principio, a tenor de las
palabras del famoso e-mail del
inminente director, se trataría de una apertura
a “nuevas mayorías”, que sumándolo a la línea cada vez menos crítica con el
Gobierno de Rajoy que se viene observando en los últimos meses, deja pocas
incógnitas sobre el rumbo que va a seguir.
Con este
escenario, va a ser difícil que afloren según qué casos de corrupción en los periódicos con más tirada. Se
silenciarán unos y saldrán otros, los que convenga, por una u otra razón, de acuerdo a los intereses de quiénes mandan.
Y es que,
claro, ¡no vas a morder la mano que te da de comer…!, aunque lo que te dé esa
mano sea un efectivo “veneno” que te mata lenta y sigilosamente.
Comparto plenamente su opinión. Los medios de comunicación independientes son imprescindibles para la democracia. Pero es mentira que lo sean. Estamos condenados a que la casta política y financiera nos diga lo que quiere y como quiere. No tenemos remedio. Un saludo
ResponderEliminarGracias Antonio por leernos. Desde este blog queremos contribuir con nuestro particular granito de arena a que salgan los Hércules necesarios para desenmascarar a tanto caco... Esperamos que siga leyéndonos y participando con sus comentarios. Un saludo.
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