El pasado día 2 de marzo concedíamos a éste individuo el "Garrotazo del día" por haber sido imputado por corrupción en dos juzgados zaragozanos por sobrecostes en el caso de Plaza Imperial y por un desfalco millonario de pagarés.
El susodicho Carlos Escó, hombre de confianza del que fuera presidente socialista de la Diputación General de Aragón, Marcelino Iglesias y marido de la también exconsejera socialista Eva Almunia, presuntamente cometió dichas acciones corruptas tras dejar la política activa y buscarle (como suelen hacer a menudo entre la casta política), un par de chollos de gestión en empresas públicas antes del paso a las privadas.
Este personaje, de profesión arqueólogo (como se puede adivinar por el sombrero a lo Indiana Jones, que se gasta) debe de ser un figura de la gestión política y financiera, como tantos otros colocados en las listas de los partidos mayoritarios (con posibilidades de gobierno , dicen ellos) para participar de alguna prebenda en la administración, en las empresas públicas, en las privadas, ahora te toca a tí, luego a mí.... etc...
Pues bien, a pesar de estar (presuntamente) implicado en dos graves casos de corrupción, la escuela de política y alto gobierno , Goberna América Latina, vinculada a la ONU y la OCDE, lo ha fichado para que imparta en la Residencia de Estudiantes de Madrid, clases en un curso dirigido a directivos, cargos públicos y políticos actuales y futuros que patrocina la empresa Teléfonica y en el que colabora la Agencia Española de Cooperación Internacional.
Lo paradójico no es que éste señor dé lecciones a alguien, sino que el curso tiene como objetivo formar a esos futuros líderes latinoamericanos en el EJERCICIO DE LA TRANSPARENCIA Y LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN.
¿No había otro tema sobre el que pudiera aportar sus conocimientos?¿O es desde el punto de vista de la corrupción desde el que va a hablar?.
En cualquier caso, es evidente que la casta (caspa) política se ríe de los ciudadanos de éste país en el que no pasa nada ni nadie se escandaliza ya por nada. ¿O sí?.
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