martes, 18 de marzo de 2014

¡ASESORES, LEGULEYOS Y DEMÁS GENTES DE MAL VIVIR………!


Polarizadas casi todas las críticas, por la mala administración del país, en los políticos profesionales y aficionados que nos gobiernan y legislan y consecuentemente nos empobrecen y amordazan, nos olvidamos casi siempre de aquellos técnicos de alto nivel, ingenieros, abogados del estado y otros especímenes de altas retribuciones que copan los altísimos puestos de los ministerios, y que dada la mediocridad de nuestra clase política, son los responsables, para lo bueno y para lo malo, de lo que se cuece en el parlamento y el gobierno.

Por no hablar del ejército de asesores puestos a dedo en todos los niveles de la administración, local, autonómica, del estado, casi todos ellos deudos, familiares o clientes de quienes los han puesto en el abrevadero que pagamos con nuestros impuestos. Pues bien, visto lo visto, ambos colectivos deberían de pedir perdón, devolver los sueldos cobrados y marcharse a su casa por torpes e incompetentes. Y para muestra cuatro temas recientes:


  1. La doctrina Parot: a pesar de las hordas de “expertos juristas”,  incluyendo el propio Tribunal Supremo español, el Tribunal de Estrasburgo confirmó algo tan elemental como que la jurisprudencia no puede aplicarse retroactivamente tal como prohibe expresamente el artículo 9 de la Constitución Española.¡ Y tuvieron que recordarnos desde Europa, lo que dice nuestra propia Constitución!. Todos los expertos, asesores y leguleyos continúan en sus puestos sin dimitir.
  2. El céntimo sanitario: De nuevo el Tribunal de Justicia Europeo nos echa una mano a los sufridos españolitos, y declara ilegal el cobro de dicho impuesto indirecto con el que las Comunidades Autónomas que lo aplicaron recaudaron ilegalmente 13.000,- millones de euros, al tiempo que señala que el gobierno obró de mala fe al ignorar sentencias y dictámenes anteriores en los que se advertía de lo ilegal de éste impuesto. Lo malo es que, dada la lentitud en resolver los problemas judiciales, parte de dicha cantidad ha prescrito y no puede ser devuelta, y la que no, resulta tan complejo el mecanismo de devolución que lleva el mismo camino. Ningún “experto asesor” ha dimitido tras el fiasco (los políticos ya sabemos que no lo hacen nunca).
  3. Ley de desahucios: De nuevo es el Tribunal de Justicia europeo el que declara abusiva la ley española de desahucios por vulnerar las normas comunitarias al no garantizar suficiente protección a los ciudadanos frente a las cláusulas abusivas de las hipotecas que establecían los bancos (que nos han llevado al desastre económico y a los que se les ha rescatado gratuitamente con dinero público empobreciendo al país). Tampoco se sabe que haya dimitido ninguno de los leguleyos e importantes juristas que aconsejaron dicha ley, ni los que la votaron y aprobaron.
  4. Indemnización millonaria para los directivos de la quebrada Catalunya Banc: con más de 13.000,- millones de euros en números rojos que pagaremos a escote los contribuyentes, el estado al hacerse cargo por quiebra de ésta entidad,  despidió a los lumbreras que la gestionaron, Adolfo Todó y Jaume Masana (Todó, por su nefasta gestión ganó en cinco años 3,3 millones de euros) anulando su indemnización de 600.000,- € para cada uno. Sin embargo, el despido fue tan mal justificado por los abogados del estado y resultó tal chapuza que el juzgado de lo social ha dado la razón a la reclamación de los despedidos y ahora hay que readmitirles (para que sigan hundiendo la entidad, vista su anterior gestión) o indemnizarles. Suponemos que las costas del juicio también tendremos que pagarlas a escote los ciudadanos. Y los “expertos abogados” del Estado, sin dimitir.

Podríamos seguir hasta el infinito y más allá, relatando los casos en los que, obras públicas, normas, decisiones, leyes, decretos, y todo tipo de actuaciones se convierten en un costoso fiasco para los ciudadanos, y aquí nadie se responsabiliza de nada.

Vemos a los expertos funcionarios con sus togas, sus coches oficiales, sus altos despachos de los altos ministerios, o a los asesores nombrados a dedo revoloteando alrededor de los politiquillos, que nos perdonan la vida desde sus elevadas peanas, y al final no saben hacer bien el trabajo por el que les pagamos. ¡País!.  


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