Garrotazo por partida doble para el secretario general de UGT Cándido Méndez porque, tras desaparecer de la escena pública cual avión malasio, ha reaparecido este sábado ante miles de afiliados autoproclamándose abanderado de la honradez y la transparencia (pretendiendo además señalar el camino al resto); sin la dosis de autocrítica esperada, como sindicalista y máximo responsable de la organización, y arremetiendo con dureza contra las tropelías de los empresarios de este país, pero olvidándose de las que comete él con sus trabajadores, en calidad de empresario.
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